👋 Hasta pronto

🌅 Cerrar para abrir caminos

Hoy llego al final de esta etapa. Esta entrada no es solo una despedida del blog, sino una pausa para mirar atrás, valorar lo recorrido y agradecer lo vivido.

Cuando empecé con este blog, no sabía bien qué podía salir de aquí. Sabía que era una tarea más, otra actividad evaluable. Pero poco a poco, este blog ha dejado de ser una simple obligación académica para convertirse en un cuaderno abierto de emociones, pensamientos y experiencias. Me ha enseñado que escribir no es solo redactar, sino descubrir qué pienso realmente. Que reflexionar no es solo responder preguntas, sino parar, sentir y repensar el mundo.

🧭 ¿Qué me llevo de todo esto?

Durante este tiempo, he hablado de inteligencia emocional en la infancia, de injusticias sociales, de masculinidad, de pobreza, de drogodependencia, del uso de la inteligencia artificial en la educación… He inventado haikus, creado historias, juegos, imágenes, dilemas morales… y detrás de cada propuesta, había algo que me tocaba por dentro.

Me he dado cuenta de que la Educación Social no se puede entender solo desde lo teórico. Hay que mojarse. Hay que imaginar, crear, ponerse en la piel del otro, buscar otras formas de comunicar. Y eso es justo lo que me ha permitido este blog: probar, experimentar, equivocarme, emocionarme… y aprender de verdad.

🤲 Gracias, de corazón

Gracias a la profe, por apostar por una forma de evaluar que va más allá de lo tradicional. Este blog ha sido una herramienta poderosa para conectar con lo que estamos aprendiendo, pero también con nosotros mismos.

Gracias a mis compañeros y compañeras, porque también he aprendido leyendo sus entradas, viendo sus ideas y compartiendo este viaje. Me he sentido parte de una comunidad donde todos sumamos.

Y gracias a mí mismo, por haber puesto esfuerzo, aunque a veces tuviera miedo de no hacerlo bien, aunque a veces no supiera por dónde empezar. Al final, he conseguido que este blog tenga alma.

🌱 ¿Y ahora qué?

Ahora toca seguir caminando. Este blog termina, pero lo que he aprendido aquí se queda conmigo.
Porque lo social no se apaga cuando se cierra una pestaña del navegador. Lo social está en cada gesto, en cada injusticia que decidimos no ignorar, en cada persona que necesita ser escuchada.

Y si en el futuro vuelvo a abrir un blog como este, o a escribir desde otro lugar, recordaré que aquí empezó todo.

Nos vemos en el camino.